¿Dónde Está Mi Padre? Historia de Terror

¿Dónde Está Mi Padre? Historia de Terror

Después de estos acontecimientos, nunca pude ser el mismo, cuando me preguntaban por mi papá siempre contaba la verdad, pero no me creían, después empecé a decir que enfermó, era más fácil que intentar explicar lo que pasó en realidad, compartí esta historia ¿Dónde Está Mi Padre? Historia de Terror, buscando respuestas, o tal vez comprensión.
Desde que tengo memoria siempre fuimos mi pa y yo, nunca conocí a mi madre, cuando era más joven quise saber de ella así que le pregunté, me dijo que era una buena mujer, pero que no estaba lista para ser madre o ser parte de un hogar, en el embarazo fue feliz, tenía la ilusión de formar una familia, pero después del parto todo cambió, no quería estar conmigo, así que él tuvo que hacerse cargo, mi mamá estaba desgastada, no podía dormir y lloraba todo el tiempo, tampoco comía, cuando mi papá la llevó al doctor le dijeron que era depresión postparto, le sugirieron ir a terapia, pero ella no creía en esas cosas; un día como cualquier otro fue de compras y nunca regresó. Mi papá se convenció de que no la necesitábamos y la verdad, tenía razón, éramos muy unidos, a pesar de que no lo veía mucho por su trabajo; era velador en el hospital general de Xoco, en la CDMX; lo veía por las mañanas cuando llegaba a casa, desayunábamos juntos, después yo me iba a la escuela, él dormía todo el día; siempre se preocupaba por mí y se aseguraba de que no me faltara nada, de verdad se esforzaba por darme una buena vida, no teníamos lujos, vivíamos en la casa que anteriormente era de mis abuelos; me parecía que no le importaba trabajar largos turnos con tal de que yo estuviera bien
Cuando cumplí 18 años, me dejó faltar a la escuela para poder pasar el día juntos, prefería pasar el día con él que, con mis amigos, tal vez era raro, pero sentía que a veces él me entendía más que ellos. Por la mañana, cuando regresó del trabajo, desayunamos juntos como siempre y después, a pesar de estar exhausto, fuimos a un parque cercano a caminar y jugar un poco, me llevó a comer hamburguesas y a las maquinitas, estábamos divirtiéndonos mucho, se veía cansado, pero sonreía mucho. Entonces recibió una llamada y su sonrisa desapareció, dejó lo que estábamos haciendo para contestar, yo seguí jugando. Regresó con cara triste y me dijo que tenía que irse, no quería dejarme el día de mi cumpleaños, pero un compañero había tenido un accidente y tenía que cubrirlo. Le pedí que me dejara acompañarlo, siempre había querido conocer su trabajo, sonrío de nuevo y me dijo que llamaría a su jefe para preguntar si podía acompañarlo, antes de hacerlo me explicó que si iba tenía que quedarme toda la noche, que no iba a poder regresar, le dije que no me importaba, no quería quedarme solo en mi cumpleaños y encontraría algo interesante que hacer mientras pasaban las horas. Entonces habló con su jefe y aceptó.
Llegamos al hospital y me dijo que tendría que quedarme en la caseta de vigilancia hasta que su jefe se fuera, después podría hacer lo que quisiera e incluso ayudarlo a hacer los recorridos de vigilancia en el hospital. Estuve jugando con mi teléfono hasta la media noche, entonces su jefe se fue y mi papá me pidió que lo acompañara para hacer los recorridos, mi teléfono se había quedado sin batería así que lo dejé cargando en la caseta. Al principio íbamos juntos, pero después el camino se dividía, me dijo que fuera, por un lado, y él iría por el otro, así terminamos más rápido, nos veríamos al final del pasillo en donde empezaba del tramo en reparación. Me dio una linterna, y me dijo que en algunas zonas las luces fallaban; donde nos encontraríamos y no había electricidad aun; también me dio un radio, me dijo que si veía algo raro o necesitaba algo lo llamara. Entonces nos separamos.
Caminé despreocupado por los pasillos, pasé por la estación de enfermeras y todos me vieron de forma extraña, sabían que no trabajaba ahí, fingí que sabía lo que hacía y seguí con el recorrido, empezó a ponerse aburrido, todo era lo mismo, una y otra vez, hasta que llegué al tramo en reparación. Cuando pasé había una luz encendida en una de las camas de los pasillos, las cortinas estaban medio corridas, no podía ver el interior desde donde estaba, se me hizo raro porque mi papá había dicho que esa zona no tenía electricidad, me acerqué mientras le hablaba; mi papá por el radio me contestó y le expliqué lo que veía, me dijo que él también podía observarlo. Estábamos en el tramo en reparación, debíamos encontrarnos ahí. Voltee para buscar a mi papá, pero no vi a nadie así que se lo dije, él me respondió que tampoco me veía, me dijo que me quedara en donde estaba y él iba a investigar que era esa luz. A lo lejos podía escuchar voces, eran dos personas hablando, pude ver una sombra de alguien que estaba dentro de las cortinas, le pregunté a mi papá si estaba bien y me dijo que lo que veía no tenía sentido, estaba frente a la cama, todo estaba normal, había un doctor y una enfermera, lo estaban esperando a él. Le supliqué que no entrara, tenía un mal presentimiento, parecía como si estuviéramos en lugares diferentes, escuchaba las voces, veía la luz, pero no a mi papá. Entonces me dijo que iba a entrar, y antes de que pudiera decir o hacer algo, vi como la cortina se corrió un poco, entonces la luz y las voces desaparecieron, corrí hacia la cama y corrí completamente la cortina, no había nadie. Llamé a mi papá por el radio, pero no respondió. Entre en pánico y regresé a la caseta de vigilancia, cuando llegué había otra persona en el puesto de mi papá, le expliqué lo que había pasado y me dijo que lo habían llamado diciendo que un compañero había tenido un accidente y tenía que cubrirlo, lo mismo que le habían dicho a mi papá; le expliqué lo que había pasado y al final quiso acompañarme para asegurarse de que no había nadie, así lo hicimos, pero todo seguía obscuro y sin rastros de mi papá. Regresamos a la caseta de vigilancia y llamamos al número de emergencias, buscaron en todo el hospital, en cada área y cada pasillo, revisaron las grabaciones de la cámara de seguridad, pero solo aparecía yo, en la zona en reparación no había cámaras aun, mi papá había desaparecido. Me preguntaron si tenía a donde ir y me pidieron un taxi a mi casa, creían que estaba loco, no había evidencias de mi papá, parecía que mientras más lo buscaba su rastro iba desapareciendo, regresé al día siguiente y me dijeron que no había registro alguno acerca de que alguien con ese nombre hubiera trabajado ahí, les dije de las investigaciones que se hicieron el día anterior, pero eran otras personas, no sabían nada.
Me quedé solo en el mundo, era deprimente llegar a casa y estar completamente solo, tenía que pagar cuentas, ya no podía ir a la escuela, siempre había querido ir a la universidad y convertirme en licenciado, ahora todos esos sueños se derrumbaban. Me deprimí y me aislé, mis amigos iban a verme, pero no les abría, no contestaba llamadas, no quería saber nada del mundo. Mi papá tenía una tarjeta de ahorros que decía que eran para mi universidad, como ya no iba a ir tomé ese dinero para mantenerme.
Después de meses en depresión decidí que era hora de continuar, no podía pasar la vida en el sillón comiendo golosinas, apenas tenía 18, bueno, en realidad ya faltaban poco para cumplir los 19, ya no podía desperdiciar más mi tiempo, entonces apliqué a algunos trabajos y al final logré entrar como asistente administrativo en la UNAM, en la facultad de ciencias físico-matemáticas e ingeniería, la verdad creo que tuve mucha suerte de que me asignaran a esa facultad en específico, convivía mucho con los profesores, había uno en especial que me recordaba mucho a mi papá, siempre me buscaba a la hora de la comida para ir juntos al comedor, me decía que era como el hijo que nunca tuvo; era un físico apasionado, siempre estaba hablando de sus nuevas teorías y de lo que podría lograr si las comprobaba, hablaba de otras dimensiones, siento que a veces exageraba al respecto, pero me gustaba escucharlo; un día dijo algo que llamó mi atención y decidí contarle lo que le pasó a mi papá, quedó muy sorprendido, quería saber más, pero al no tener pruebas no pude decirle más de lo que sabía, entonces quiso ir al hospital, un fin de semana quedamos en reunirnos afuera de este para intentar entrar y llegar a la zona en la que desapareció mi papá, el profesor llevaba una bata así que fue fácil mezclarnos con el resto, llegamos a la zona, ya estaba terminada, parecía un área más del hospital, recorrimos los pasillos y todo era normal, le mostré la cama en la que entró mi padre y al abrir la cortina había una mujer dormida con suero y un yeso en la pierna, al salir pregunté al vigilante si se habían reportado desapariciones en el hospital y me dijo que llevaba una semana trabajando ahí, pero todos hablaban de que meses atrás su compañero anterior había tenido un accidente. Siempre decían eso del accidente, pero no que tipo de accidente, de repente cambiaban de personal tan seguido, algo no estaba bien, pero tampoco tenía las herramientas para investigar y la policía no servía de mucho. El profesor salió de hospital decepcionado al no encontrar pruebas ni algún evento paranormal, propuse regresar por la noche, pero me dijo que era algo muy arriesgado, si nos atrapaban podríamos ir a la cárcel por invasión a la propiedad privada y perdería su trabajo en la facultad, tal vez podríamos contratar alguien para que lo hiciera por nosotros; entonces pensé en un investigador privado, busqué uno y le expusimos el tema, al principio se negó, pero cuando le dijimos lo que podíamos pagarle, aceptó. La noche siguiente fuimos los tres al hospital, pero solo el investigador entró, jamás regresó, nunca sabremos qué fue lo que pasó con él o con mi papá. El profesor se dio cuenta de que la investigación era mucho más peligrosa de lo que creía y la dio por terminada, no quería arriesgar más vidas; dejó de buscarme en la universidad, volví a quedarme solo, y sin respuestas.

Autor: Mariana Peregrina
Derechos Reservados

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