La Cabeza De Venado Historia de Terror

La Cabeza De Venado Historia de Terror

Mi historia empieza hace aproximadamente un mes cuando mi papá compró una cabeza de venado disecado a una persona que contactó por un amigo en común La Cabeza De Venado Historia de Terror. El precio era una ganga, así que mi papá no lo dudó porque le gustan los toques rústicos. En cuanto volvió con la cabeza, comencé a sentir una vibra algo pesada, no le di importancia porque no me resulta desconocido el sentir presencias, ese descenso de temperatura en la habitación u oler el perfume que usaba alguien en vida, por ejemplo. Era normal para mí, hasta que comencé a sentirme observada y esa noche y las 3 siguientes me fue difícil conciliar el sueño y cuando al fin dormía, veía en mis sueños a un hombre con la cabeza de venado, con sus enormes astas. Verlo en mis sueños no era de tipo que me lo topara de frente, yo hacía cualquier cosa y lo veía de reojo cada vez más cerca. Estos sueños se acabaron cuando mi papá le consiguió una placa con un nombre para el venado. Le llamamos Elliot, y en mis ideas extrañas pensé incluso que quizá ese ser había sido una especie de nahual cazado en su forma animal y que el dueño anterior se deshizo de ella por no tolerar la presencia de ese ser… No… No era una presencia atrapada en esa cabeza… Era un presagio. Mi papá tiene un tío con un enorme rancho; recuerdo que una vez dijo que habían rescatado un par de ciervos bebés y los crio hasta que crecieron y al pelearse por una hembra, se mataron entre sí rompiéndose el cuello al trabarse sus astas… Ahora lo sé, esos sueños me hacían evocar estos recuerdos. Hace una semana más o menos comencé a sentirme extraña, creía que era el supuesto espíritu del venado que no le había bastado que le diéramos un nombre y me estaba acosando. Hace unos días cuando terminé el semestre, regresé con mi novio a su casa y ahí me recogerían mis papás. De camino allí me comenzó una jaqueca y pensé que sería por el calor tan terrible que ha hecho últimamente, así que lo ignoré. En casa de él estábamos en el estudio sentado en el sillón hablando y de vez en vez algo me hacía voltear hacia la oscuridad del comedor que veía por la puerta abierta, un hormigueo en la piel o sentirme observada. Pensaba que estaba paranoica y no hice caso, y me fui alrededor de las 9 de la noche. Pasé una mala noche, me tomó mucho tiempo conciliar el sueño por el calor y porque algo no me dejaba en paz. A la mañana siguiente, bastante cansada, fui al gimnasio con mi papá y alrededor de las 7 recibí una llamada de mi casa. Era mi mamá para decirnos que la tía de mi papá (esposa del dueño del rancho) había fallecido durante la madrugada… No sabía la forma de decírselo a mi papá, pero finalmente tuve que decírselo. Asistimos a su velorio más tarde. Eran como las 3 de la tarde y mi mamá es muy dada a rezar el rosario en los velorios. Se puso a rezar y de rato me dijo que ya no se acordaba de todas las oraciones y como el wifi no servía y estábamos sin datos en el celular, mi papá le dijo que iba a buscarle a recepción uno de los folletitos que se dan en las funerarias, pero lo entretuvo su primo y me ofrecí para ir yo a recepción. Bajé al primer nivel en el elevador con unas personas y cada quién estaba en su asunto. Total, no tenían folletitos a la mano y la asistente había ido a comer y se había llevado la llave. Me regresé y tomé el elevador sola; para esto en el primer y segundo nivel hay 7 salas, 3 y 4 respectivamente. Y ese día estaban ocupadas solo 2, la de nuestra familiar y la de otra señora. Subí y en la sala 7 estaba la familia de la otra señora… No hubiera bajado, me maldigo por salir por mi cuenta. Al poco rato comencé a sentir superpesada la cabeza, como si me estuvieran presionando desde arriba de la frente hacia abajo y desde la nuca hacia adelante. No hice caso, insisto en que no es la primera vez que tengo que lidiar con espíritus. Pero dieron las 4:30 pm, ya había sido la misa que organizaron ahí mismo y se llevaron el cuerpo luego de que se pasara a despedir los dolientes y seres queridos. Y entonces me empiezo a sentir mareada, con un buen de sueño y sentía que me iba subiendo el frío por las piernas y yo sabía lo que me estaba pasando, medio bajito pero firme dije: “No, no quiero”. Mis papás, sentados junto a mí, me voltearon a ver al escucharme, me sentía sudar frío. Yo les dije muy bajo: “Alguien se me está subiendo, me quiere sacar”. Y entonces mi papá me puso la mano en la parte de atrás de la cabeza y dijo ahorita se te pasa… Juro que sentí cómo me jalaba lo que tenía encima, como cuando tomas la manga de una sudadera y alguien tira de ella mientras resbala de tu mano. Y comencé a sentirme más ligera y noté que mi papá se estaba desvaneciendo, entonces lo tomé del brazo y lo aparte de mí y sentí cómo se me regresaba una parte de lo que me estaba quitando… No podía dejar que me lo siguiera quitando, ya no podía él solo. Y ya como que reaccionó él y mi mamá y yo lo miramos. Entonces mi papá le dijo a mi mamá: “Tenía que desalojarla, estaba muy pesado”. Luego me mira y dijo: “No puede ser, traías como 3”, yo solo pensaba en aquel que jalé de vuelta… Más tarde, cuando se me pasó lo mareada fui al baño y en lo que estaba en el cubículo, vi claro que ponían una mano en la puerta. Sentí el frío corriéndome por la espalda, pero no sentí miedo, solo puse la mano contra esa silueta al otro lado y murmuré con la voz temblando: “Déjenme tranquila”. La mano desapareció y sentí el ambiente más ligero. Mientras íbamos de regreso a casa, dejé de sentir lo pesado que aún conservaba y en la noche solo estaba totalmente cansada, pues me drenaron la energía horrible. Mi mamá esa noche me sugirió que rezara, pero no soy religiosa, ninguna religión me ha dado esa sensación de seguridad y satisfacción, por lo que únicamente dije como mantra: “Que aquellos espíritus que me atormentan encuentren la luz y la paz que buscan”. Todo estaba normal y yo me sentía tranquila. Pensé que era el final… Para ahora llevo dos noches sintiendo cómo alguien se sienta en un costado de mi cama y me pone suavemente la mano sobre el brazo y solo dormito, no puedo dormir y estoy fatigada. Durante el día siento hormigueos fríos en la piel expuesta, no importa dónde esté; también puedo evocar recuerdos que no estoy segura de que sean míos o quizá son cosas que vi antes de tener uso de razón, no solo son imágenes, sino aromas y sonidos de ciertas voces. No siento la hostilidad de un espíritu malo, pero siento que luego de eso que me pasó, que ha sido lo más fuerte que he vivido, he desarrollado aún más esa habilidad congénita que ya tenía para percibir a los espíritus. Me asusta que esto pueda hacerme daño a la larga, o a quienes me rodean.
 
Autor: Anónimo
Derechos Reservados

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