Poseídos Historia de Terror

Poseídos Historia de Terror

Muchos son los casos que se conocen de las personas que comienzan a tener un comportamiento extraño y dejan de ser quienes son, tomando un comportamiento extraño Poseídos Historia de Terror. Parapsicólogos, sacerdotes y exorcistas tratan de sacar al demonio. Mi historia es totalmente opuesta, el único que no estaba poseído era yo. ¿Quién dijo que el diablo no puede poseer una familia entera? No recuerdo cuando empezó todo, pero si puedo decir cuando me di cuenta de que algo extraño ocurría con mi familia. Vivíamos en La Rioja en un lugar hermoso, nuestra casa era humilde pero muy grande. Nos encontrábamos lejos de la ciudad, mis padres trabajaban allí y siempre estábamos solos. Éramos 5, de los cuales yo soy el menor. mis dos padres, dos varones y una mujer. Hoy tengo 45 años, pero esta historia es de cuando tenía cinco años de edad: En mi cumpleaños número 5 tuve la primera experiencia. Cuando terminaba el festejo, intimo, ya que no teníamos familiares, quedamos solos en la casa. Mi padre estaba sentado en la mesa fumando y mi madre lavando los platos. En un momento, mi madre se acerca a mi padre y le dice algo al oído. Entonces, llaman a mis hermanos, pero a mí no me dejan acercarme. Los veo hablarse en secreto y mirarme con cara de burla. En ese momento mi hermano mayor viene con un punzón y me pincha la mano, y mi padre saca un pergamino que me obliga a firmar. –Ya tienes 5 años, Juan. Es hora de ser parte. Recuerdo que me negué y mi padre me dio una paliza mientras todos miraban. Fue esa noche en la que mis padres nos sentaron en el piso formando un círculo de madera, tomados de la mano, y nos hicieron recitar una oración hacia el señor de las tinieblas. En medio del rito pude sentir que la mano de mi hermano empezó a subir de temperatura y a latir. Cuando lo vi, noté que su mano era roja, las venas estaban muy marcadas y de las yemas de sus dedos salían puntas que se estaban enterrando en mis palmas. A mi hermana le salía espuma de la boca y en un momento, apareció un humo rojo. Mi padre salió del círculo y empezó a caminar en 4 patas emitiendo ruidos horrorosos. Se poso frente a mí y me vomitó la cara. Fue ahí cuando me desmaye. Durante varios días pensé que eso había sido un mal sueño. Es más, se lo conté a mi madre y fue ella quien me convenció de que todo había sido una pesadilla. Yo notaba que ellos eran extraños. No quería dormir en la habitación con mis hermanos porque cuando apagábamos la luz ocurrían cosas extrañas. Una noche vi a mi hermano levitando. Boca abajo, con una cara demoníaca. Otra noche soñé algo horrible. En el sueño me despierto, pero yo seguía durmiendo. Miro las camas de mis hermanos, pero ellos no estaban. En su lugar había dos cerdos muertos, destripados, y se movían y me seguían con la vista como pidiéndome ayuda. Salí rápido y me dirigí hacia la cocina. Una vez allí, la puerta del refrigerador se abre repentinamente. Con la luz veo el reflejo de mi madre, de espaldas, y en su mano derecha, llevaba un cuchillo. Cuando se da vuelta su rostro no era el de ella, era un rostro demoniaco que me miro y me dijo: “Soy Simelies, no queremos almas puras aquí, no vas a vivir mucho” y me quiso clavar el cuchillo. Por suerte pude salir corriendo. Desperté sobresaltado en la cama. Yo sabía que no había sido un mal sueño. Los años pasaban y estos eventos ocurrían cada 6 meses, como si renovaran una especie de pacto. Incluso, cuando pasábamos frente a una iglesia ellos sentían incomodidad. Cuando cumplí 14 años decidí enfrentarlos. Había hablado con un sacerdote amigo que me prestó varios crucifijos, biblias y objetos sagrados. Una tarde que mis padres estaban trabajando y mis hermanos aun no llegaban de la escuela, puse una biblia debajo de la cama y colgué un crucifijo detrás de la puerta. Rocié con agua bendita toda la casa, incluso yo mismo tomé agua bendita. Los primeros en llegar fueron mis hermanos, que al abrir la puerta se retorcieron en el piso y comenzaron a gritar desesperados. Luego llegaron mis padres y comenzaron a gritar también, y pude ver cómo, con un extraño poder, pudieron hacer volar los objetos sagrados arrojándolos fuera de la casa. Cuando ya no había objetos en la casa, mis padres vinieron a increparme y fue mi padre quien me dijo: “Eres un hijo del diablo, aunque no quieras, tarde o temprano vas a ser nuestro, vete de esta casa y no vuelvas.” Me echaron. Con 14 años caminé como 30 kilómetros solo. Le conté todo lo sucedido a la policía. No me creyeron y me llevaron de nuevo a mi casa. Aquí fue cuando lo más extraño ocurrió. Al llegar a mi hogar, nada de él quedaba allí, y en su lugar los restos de un antiguo incendio. Averiguaron mis antecedentes con mi huella dactilar y no pudieron identificarme. De hecho, desde los 14 a 21 años estuve internado en un reformatorio porque dijeron que yo había inventado toda esta historia y que en realidad había sufrido una especie de amnesia traumática. Esta historia la conté varias veces, de echo pude rehacer mi vida normal. Hasta una noche en la que me desperté escuchando una voz que me decía: “Ya estoy contigo, ahora sí eres nuestro” Una voz que está en mi cabeza todo el tiempo y me dice cosas horribles. Ojalá pueda escapar a mi destino. En mi familia, todos estaban poseídos. y yo también.
 
Autor: Anónimo
Derechos Reservados

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