Espíritu Suicida Historia de Terror

Espíritu Suicida Historia de Terror

Trabajo en vigilancia desde hace varios años Espíritu Suicida Historia de Terror, generalmente siempre por medio de empresas certificadas en esa área. En este trabajo se ven muchas cosas, gente y situaciones extrañas, hasta anécdotas entretenidas de fiestas. Seguramente los que estén escuchando esto y trabajen en lo mismo sabrán de qué estoy hablando e incluso tendrán historias como esta que decidí contarles. Cuando ingresé en la empresa de vigilancia de la cual mejor no daré el nombre, aunque seguro algunos la reconocerán por la historia, me enviaron primero a trabajar en un edificio de vivienda y luego me enviaron a un edificio porque la idea en esas empresas es ir rotando al personal para trabajar en los lugares que contrataban ese servicio de vigilancia. Nunca olvidaré ese edificio en especial en el que me tocó trabajar unos cuantos meses, yo no lo sabía en ese momento, pero lo cierto era que ningún compañero duraba mucho tiempo trabajando ahí. El edificio había sido construido más o menos en los años setenta y en ese momento lo utilizaban en su mayoría para oficinas o consultorios médicos, pero algunos pisos estaban vacíos. Era un edificio en el que siempre ponían dos vigilantes, por lo que tenía varios pisos.
La primera semana en la que trabajé allí me tocó el turno de la noche, generalmente nos iban rotando para tener turnos de día y de noche. El compañero con el que empecé a trabajar en ese lugar al igual que yo, llevaba poco tiempo trabajando para esa empresa de vigilancia, se me hacía que era buena persona y la verdad es que siempre nos llevamos bien durante el tiempo en que trabajamos juntos.
Nuestro primer turno de noche fue un lunes, nos organizamos para hacer las rondas, así cada cierto tiempo uno de los dos subía a revisar todos los pisos y el otro se quedaba en la recepción del edificio. Pasó toda la semana sin ninguna novedad hasta que llegamos al turno del viernes en la noche. Cerca de las 3 de la madrugada llegó mi turno de ir a hacer la ronda y revisar todo el edificio, recuerdo que eran 21 pisos, una terraza y un piso de estacionamiento subterráneo, ya que los demás lugares para estacionar quedaban en la parte de afuera. Estaba revisando el piso número 19 cuando me pareció escuchar que el elevador subía, cómo si alguien lo hubiese pedido en uno de los pisos de arriba, me comuniqué por el radio con mi compañero y le pregunté si había subido o si había alguien arriba, pero no se veía a nadie por las cámaras y él continuaba en la recepción, entonces me acerqué hacía el elevador y en ese momento escuché un grito que provenía de afuera del edificio, era como si alguien se hubiese lanzado desde la terraza, me acerqué rápidamente hacia la ventana, pero no vi nada y era imposible asomarse, ya que el diseño de esas ventanas solo tenían una pequeña parte arriba que podía abrirse para que entrara el aire, pero no para que alguien se asomara, no voy a negar que me asusté, estaba seguro de que alguien había caído desde el último piso. Entonces me comuniqué con mi compañero, le dije que alguien había saltado del edificio y bajé rápidamente hasta la recepción, temiendo ver una escena de horror, pensando encontrar el cuerpo sin vida de alguien frente al edificio, pues sería un milagro sobrevivir a semejante caída, pero cuando llegué mi compañero me dijo que no había nadie afuera, salí para verlo con mis propios ojos, recuerdo que miré en todas direcciones, pero no encontré nada que coincidiera con lo que había escuchado.
Regresamos a la recepción para revisar la grabación de las cámaras de seguridad, pero no había nadie además de nosotros dos en todo el edificio, me di cuenta de que mi compañero me miraba como con sorpresa y preocupación, yo le juré que no había sido mi imaginación, estaba seguro de lo que había escuchado y creo que si él no me hubiese visto tan preocupado y convencido habría pensado que yo solo estaba haciéndole una broma. Al día siguiente no oímos ni vimos nada fuera de lo común, yo confieso que cuando llegaba mi turno de hacer la ronda en la noche sentía un poco de temor en volver a oír algo parecido, pero la verdad es que nada pasó, hasta el siguiente viernes en la noche. Ya había pasado una semana así que me sentía más tranquilo e incluso pensé que a lo mejor si había sido solo mi imaginación, después de todo era un edificio un poco viejo y la verdad no tenía mucho mantenimiento. Entonces en la madrugada yo estaba en la recepción viendo las cámaras mientras mi compañero hacía la ronda respectiva, cuando vi que algo pasaba por la cámara de la terraza, de un momento a otro ya no se veía con claridad, como si hubiera niebla, pero me pareció un poco extraño porque desde dónde estaba no veía niebla en la calle, de pronto la niebla se disipó y vi como una especie de humo qué pasó a toda velocidad frente a la cámara de la terraza y justo en ese momento escuché el radio, mi compañero me dijo que saliera rápido, que había visto a alguien cayendo desde el techo del edificio, que debíamos llamar a una ambulancia, entonces me levanté y salí a la calle para mirar si alguien había caído y tal como había pasado la última vez, no había nadie. Revisamos las cámaras y le conté a mi compañero lo que había visto, pero de alguna manera lo que yo vi no estaba en las grabaciones, todo se veía normal.
A la semana siguiente fuimos a una capacitación en la empresa de vigilancia, porque allí con regularidad nos hacían algunas reuniones de ese tipo, entonces me animé a hablar con otro compañero al que conocía desde hacía bastante tiempo, había sido él quien me había ayudado a conseguir ese trabajo. Le conté lo que habíamos visto, lo que habíamos escuchado y entonces me comentó que todos creían que en ese edificio vivía el espíritu de un suicida. Al parecer esa era la razón de que los vigilantes no duran mucho tiempo trabajando allí, no pasaban muchos meses cuando renunciaban o solicitaban que los cambiaran de lugar de trabajo. Yo no podía renunciar, me había costado conseguir trabajo y la verdad es que necesitaba la plata, pero tampoco podía pedir que me cambiaran de lugar, solo llevaba unos días trabajando allí y me daba temor que me despidieran, así que me armé de valor y decidí que debía esperar al menos un par de meses. Así fue pasando el tiempo y todos los viernes pasada la medianoche volvíamos a escuchar a alguien que saltaba del edificio, además nos dimos cuenta de que solo se escuchaba entre el piso 19 y el último, también hubo un par de ocasiones en las que incluso creímos haberlo visto y una noche mientras escuchábamos la radio escuchamos un programa que hablaba de cosas paranormales, había gente que llamaba a contar sus historias y a veces invitaban a un experto, un “parapsicólogo” le decían, que podía detectar si había energías extrañas en el lugar desde donde se comunicaban los oyentes, entonces se me ocurrió intentar llamar al programa y ver si podían darnos más información sobre lo que escuchábamos. Así en mi siguiente turno nocturno del viernes llamé al programa de radio y logré comunicarme, les conté lo que pasaba, que varios compañeros habíamos escuchado que alguien caía del edificio, pero que al bajar y salir no había nadie. Durante la llamada me pidieron primero que subiera hasta la terraza del edificio, allí me pasaron al experto en temas paranormales, él utilizaba alguna especie de aparato además de sus supuestos dones sensoriales y me dijo que, si percibía un tipo de presencia, no parecía ser maligna, más bien era como si se hubiese quedado atrapada en ese lugar, cuando dijo eso sentí un escalofrío, entonces me pidieron que bajara para ver si podían percibir algo más. Cuando bajé al piso veinte, me estaban diciendo que la presencia se podía sentir fuertemente en ese piso, el experto tenía la teoría de que el espíritu que estaba atrapado allí seguramente había pasado un buen tiempo de su existencia en este plano en esos pisos y justo cuando estaba contando esto escuchamos a alguien caer como si hubiese saltado, recuerdo que esa vez no corrí y la verdad es que aunque me parecía muy incómodo ya no me asustaba como la primera vez que lo escuché, pero los periodistas del programa de radio no podían creerlo, el experto decía que efectivamente eso comprobaba la teoría de que era el espíritu de un suicida atrapado en ese edificio, me pidieron que bajara de nuevo a la recepción, la señal de llamada se perdió por un instante, pero pude volver a comunicarme, el “parapsicólogo” me explicó que en los pisos de abajo no se sentía esta presencia como en los pisos de arriba y al final yo no pude evitar preguntarle si había algo que pudiéramos hacer para que este espíritu ya no estuviese más en ese lugar, él me explicó que la vida real no es como las películas y que realmente no hay nada que los vivos podamos hacer en estos casos, sobre todo cuando ni siquiera sabemos quién era la persona en vida.
Casi seis meses trabajé en ese edificio, no puedo asegurar que me acostumbré al espíritu del suicida, pero con el tiempo trataba de relajarme y explicarle a los compañeros nuevos que llegaban al turno de la noche del viernes, quienes por lo general siempre reaccionaban muy preocupados al principio, pero en nuestro gremio en esa ciudad se volvió muy conocido que era uno de esos edificios donde hay un espíritu atrapado. Después de un tiempo cuando ya no estaba trabajando allí me encontré con mi antiguo compañero, él me contó que al parecer los dueños habían encontrado una forma de acabar o al menos de dejar de escuchar los aterradores ruidos que causaba esa presencia, pues ya habían recibido algunos reclamos, lo que habían hecho era instaurar una discoteca en los últimos pisos y en la terraza de aquel edificio, así los fines de semana y sobre todo los viernes la música era tan fuerte que no se volvieron a escuchar los gritos del suicida.
 
Autor: Luna
Derechos Reservados

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