El Lamento De La Llorona Historia de Terror

El Lamento De La Llorona Historia de Terror

Se cuenta que hace muchos años vivía una Bruja aquí en Galeana, Nuevo León. Las mujeres que quedaban embarazadas fuera del matrimonio iban a buscarla para que les ayudara. La Bruja las llevaba al río y ahí les ayudaba a deshacerse de sus hijos. Después la Bruja ahogaba a las mujeres y se quedaba con sus almas El Lamento De La Llorona Historia de Terror.
Un día la Bruja simplemente murió y todas aquellas almas que la bruja tenía, almas de mujeres que habían matado a sus hijos, se liberaron y se encarnaron en un solo ser. Un ser cuyo destino sería vagar por toda la eternidad, llorando, en busca de los hijos que habían sido asesinados.
Ciertamente, no es una historia muy conocida fuera de Nuevo León. Pero esa historia es la base de la anécdota que voy a relatar.
Siempre he vivido en Galeana, este municipio está conformado por casi 300 pueblos diminutos y comunidades pequeñas. Yo vivo en la localidad que funge como cabecera municipal.
Si uno camina más o menos como kilómetro y medio en dirección noroeste se va a encontrar con el pueblo de La Media Luna.
Ese pueblito está prácticamente abandonado, de hecho, si no me equivoco, tiene menos de 50 habitantes. Pero eso no es necesariamente malo, pues la naturaleza que tiene el pueblito ese es muy llamativo, sobre todo el río y sus cercanías.
Bueno, hace más de tres años yo solía ir mucho a esa zona con mis amigos a pasar el rato, ya sabes, caminar, meterse al agua, subirse a los árboles, cosas de esas.
En una ocasión se organizó una especie de fiesta ahí en La Media Luna, la verdad no recuerdo de quién fue la idea, lo que si recuerdo es que mis amigos y yo fuimos en grupo, como siempre.
La fiesta estuvo muy loca, yo terminé yéndome a otro lado con Nadia y Omar hizo lo mismo con Lucía.
No fue nada especial ni ninguna de esas cursilerías, simplemente éramos cuatro amigos que queríamos pasarla bien, y para qué correr riesgos con un desconocido.
En fin, luego de un rato nos volvimos a reunir en la fiesta, ya era algo tarde, iban a ser las 2 de la mañana.
Las chicas dijeron estar cansadas y ya querían volver a casa así que salimos de la fiesta y comenzamos a caminar de regreso al pueblo.
Tardamos casi media hora en llegar a la casa de Nadia, después nos dirigimos a la casa de Lucía, que estaba a menos de 10 minutos. Cuando llegamos nos invitó a pasar, sus padres no estaban, ya sabes.
Mi amigo Omar y yo salimos de la casa de Lucia como a las cuatro de la mañana. No tardamos en darnos cuenta de que la noche estaba extraña, diferente, había demasiado silencio, un silencio sepulcral.
De pronto ambos pudimos escuchar gritos y lamentos, eran desgarradores y parecían ser emitidos por una mujer. Nos asustamos y entramos en alerta.
Un doloroso llanto se unió a ese ruido tan esperpento. Omar dijo que tal vez alguien estaba atacando a una mujer, sugirió que debíamos averiguar de donde venían los gritos para ver si podíamos ayudar o algo.
Inmediatamente, me negué, yo sí estaba bastante asustado, y, como excusa, dije que quizá solo se trataba de una mujer que estaba en labores de parto.
Omar inmediatamente descartó lo que dije, pues me recordó que su madre era partera y él conocía bastante bien los quejidos de una mujer cuando está dando a luz. Insistió en que sí o sí esos gritos eran de una mujer que estaba siendo atacada o algo peor.
No sé cómo, pero me convenció de seguir el rastro de aquellos lamentos. Conforme nos fuimos acercando los gritos dejaron de sonar como gritos y ahora sonaban más como truenos o algo así.
Insistí varias veces para que nos alejáramos, pero Omar estaba decidido y yo no lo iba a dejar solo.
Finalmente, cuando llegamos a la orilla del río, los llantos se detuvieron y nuevamente todo fue cubierto por un silencio abrumador, era demasiado extraño, claramente algo no andaba bien.
Entonces, a lo lejos, pudimos ver a una mujer, estaba caminando muy lentamente hacia nosotros, sus ropas parecían trapos viejos y sucios, no recuerdo haberle visto los pies pues su vestido roto le arrastraba.
Inmediatamente, caímos en cuenta que se trataba de La Llorona, así que salimos a empujones de ahí, cuando estábamos a mitad del pueblo nos encontramos con Doña Sabina, ella estaba sentada en una mecedora afuera de su casa, en la banqueta.
Nos detuvimos y le dijimos que era mejor que se metiera pues La Llorona andaba cerca. Doña Sabina se rio de nosotros, luego nos dijo: muy jovensitos para andarse metiendo con las muchachas, así deberían de ser jovensitos para todo.
Omar y yo nos volteamos a ver confundidos. Doña Sabina nos pegó con su bastón y luego nos dijo que entráramos a su casa antes de que La Llorona nos encontrara.
Ella fue a la cocina y nos trajo una tortilla con sal a cada uno. Doña Sabina se sentó y nos preguntó si teníamos novia a lo que respondimos que no.
Yo no entendía a qué venían sus preguntas. Luego preguntó que cuál de nosotros había embarazado a una muchacha.
Omar le pidió que nos explicara a qué venían esas preguntas pues no entendíamos nada.
Doña Sabina nos dijo que La Llorona sabe cuándo una muchacha acaba de quedar embarazada, también sabe cuándo esa futura madre no tiene pensado ser madre. Dijo que La Llorona como venganza se lleva al papá de esa criatura que no nacerá y que después se lleva a la que no quiso ser madre.
Ambos nos quedamos en silencio. Doña Sabina movió la cabeza dándonos a entender que alguno de nosotros estaba metido en serios problemas.
Nos dijo que lo mejor era que no saliéramos hasta el amanecer, ella se fue a su cuarto y nos dijo que podíamos dormir en las hamacas que ella tenía en la sala.
Óscar me preguntó por Nadia y yo le dije que no, que era imposible. Entonces entendimos que se trataba de Lucía, el problema era que no sabíamos quién de los dos era el papá.
No pudimos dormir el resto de la noche.
Temprano por la mañana, Doña Sabina nos invitó el desayuno, ahí aprovechamos para preguntarle si se podía hacer algo para tranquilizar a La Llorona.
Nos dijo que la respuesta era obvia, eran tan sencillo como que el bebé naciera sano y salvo.
Terminamos de desayunar en silencio. Antes de irnos agradecimos a Doña Sabina por su hospitalidad.
Omar y yo no sabíamos qué hacer. No parecía muy prudente ir a la casa de Lucía y decirle que estaba embarazada, y mucho menos podíamos decirle que tendría que tener al bebé porque de lo contrario La Llorona se la iba a llevar junto con alguno de nosotros dos.
Acordamos que iríamos cada quién a nuestra casa a dormir un rato y nos encontraríamos en la casa de Nadia después de medio día para contarle lo que estaba ocurriendo.
Cuando llegué a mi casa mi madre estaba esperándome del otro lado de la puerta, me recibió con una cachetada y me preguntó dónde había pasado la noche.
Le dije que la idea era llegar temprano, pero que se nos apareció La Llorona y que Doña Sabina nos había dejado quedarnos en su casa.
Mi madre también había escuchado los estruendosos lamentos de La Llorona así que me creyó. Le dije que no había podido dormir bien debido a los gritos y que iría a recostarme a mi cuarto.
Sí, dormí, pero no pude descansar.
Antes de la una de la tarde Omar y yo llegamos a la casa de Nadia y le contamos todo. Ella estaba preocupada, por el embarazo de nuestra amiga y también por cómo se lo íbamos a decir para que no reaccionara mal. Nadia nos dijo que ella nos ayudaría a hablar con Lucía.
Fuimos los tres. Sus padres aún no estaban. Lo primero que hicimos fue preguntarle si ella también había escuchado a La Llorona y respondió que sí. De hecho, dijo que había estado merodeando la casa.
Lucía estaba muy asustada pues dijo que detrás del velo de La Llorona no hay ningún rostro, nos contó que pudo verla frente a frente por la ventana, ella dijo que La Llorona no tiene cara, sino que hay un oscuro agujero negro a través del cual se pueden ver horribles cosas.
Cuando Lucía dijo eso yo sentí un escalofrío tremendo solo de imaginármelo.
Ni Omar ni yo supimos como contarle así que Nadie fue quién lo hizo, le dijo a Lucía que Doña Sabina nos había dicho que alguno de nosotros la había embarazado y que si decidía no terminar el embarazo habría terribles consecuencias para ella y para Omar o para mí.
Lucía estaba en shock, no lo podía creer, pero sabía que Doña Sabina era la mujer más anciana y más sabia del pueblo, y si Doña Sabina lo decía es porque así era.
Lucía comenzó a llorar, ¿cómo le iba a explicar a sus padres?, ¿qué iban a pensar de ella?, su vida había dado un giro de 360 grados solo por pasar una buena noche.
Nadia consiguió calmarla y le dijo que no estaba sola, que sin importar nada contaba con nosotros.
Mantuvimos el secreto hasta que pudimos comprobar clínicamente que sí estaba embarazada.
Ella decidió que ni Omar ni yo responderíamos por el bebé, no quería saber quién era el padre.
Nadia estuvo ahí con ella cuando llegó el momento de contarle a los padres de Lucía.
Lucía fue enviada con unos parientes lejanos y nunca la volvimos a ver, por fotos sabemos que está bien y que el niño también está bien.
Las cosas para nosotros nunca volvieron a ser las mismas después de eso. Afortunadamente, nunca he vuelto a ver a La Llorona, pero sí la he podido escuchar. Cada vez que sus escabrosos lamentos resuenan por el pueblo me pongo a temblar de miedo y de angustia.
 
Autor: Ramiro Contreras
Derechos Reservados

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Comment (1)

  • Jacqueline Suárez Reply

    Vaya que es una muy buena e interesante historia de la convencional llorona ,muy bien ????
    Gracias ????

    2 diciembre, 2021 at 12:06 am

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