El Entierro Anticipado Historia de Terror

El Entierro Anticipado Historia de Terror

Durante mi infancia jugaba con un vecino del trabajo de mi padre El Entierro Anticipado Historia de Terror. Él siempre fue una persona constante en mi vida, de esas personas que obra del destino te encuentras en distintas etapas de tu vida.
La empresa de mi padre, al ser una bodega enorme, se encuentra en una cuadra donde no hay negocios, hay casas en todo al rededor. Es una construcción muy grande, con dos escaleras en la entrada, tres pisos, aunque el único que es usado es el primer piso, en la segunda planta solía vivir una tía, pero el lugar le resultó muy incómodo y prefirió irse a vivir a otro lugar. En la tercera planta, mantenían siempre una pareja de perros bóxer, a modo de guardianes.
Vivimos nuestra infancia en los noventas, época en que los juegos de video y las películas de terror estaban siempre en nuestros días. Vivimos un tiempo de cambios, cuando llegó el internet, creo que antes de que la tecnología nos tuviera atados al teléfono, nos dábamos cuenta de fenómenos extraños que ocurrían en nuestro entorno.
La bodega de mi padre, siempre escondía cierta atmósfera aterradora. Entre niños, siempre nos asustábamos haciéndonos bromas. A veces uno se escondía en el patio o en el baño y con ayuda de un micrófono distorsionador, producíamos voces tenebrosas. Sin embargo, las bromas pasaron a hacerse reales, en el sitio comenzaron a pasar cosas raras, tanto a adultos como niños.
Por ejemplo, una vez vimos como una cortina corrediza se accionó sola. En otra ocasión yo perseguí a una persona por un pasillo, creyendo que era el hermano más chico de mi padre y cuando lo alcancé en el patio, desapareció.
En otra ocasión, nos quedamos mi amigo, el que les hablaba al principio, y yo solos en un área donde almacenan costales, este lugar da de frente a un pasillo, que lleva hacia otra habitación, el baño y por último al patio. Mi amigo y yo veíamos en una pequeña televisión, la miniserie del payaso asesino. Estábamos esperando los comerciales para ir a la tienda a comprar papas, cuando de repente, por el pasillo escuchamos mucho ruido, como si alguien al pasar tirara todo lo que había a su paso. Cuando nos asomamos a ver qué era lo que ocurría, vimos a un hombre de aproximadamente dos metros de altura, no lo conocíamos, ninguno de mis tíos medía más de un metro ochenta. No se veía normal, arrastraba el caminar y su mirada estaba caída, no podíamos ver su rostro. De repente el lanzó unos sonidos extraños, parecía lamentarse. Yo me acerqué a la puerta, lo mismo hizo mi amigo.

Salimos corriendo dejando la tele encendida.

Cuando llegó mi padre, nos abrió la puerta y le contamos lo que nos ocurrió, pero no nos creyó. Él nos dijo que creíamos ver cosas, por andar viendo películas de terror.
El tiempo pasó, nos volvimos a ver durante la adolescencia, él creció muy alto, medía casi dos metros. Para entonces yo ya trabajaba con mi padre. Mi amigo, aunque ya no vivía allí, iba de vez en cuando a visitar a sus abuelos, que vivían a media cuadra del negocio, me contaba que a veces, veían entrar a personas a la bodega, e incluso se escuchaba como si trabajaran. Le contamos a mi padre, que nos decía que eso no era cierto, pues revisando las cámaras de seguridad, no veían a nadie. Días después varios vecinos le dijeron lo mismo a mi padre.
Durante ese tiempo, los sustos ocurrían a cada rato. Escuchábamos gente que no estaba, las puertas se abrían solas.
En cierta ocasión, estábamos frente a la tele, mi amigo, un tío y yo, no recuerdo que programa veíamos, de repente el televisor comenzó a cambiarse por si solo, hasta sintonizar estática, entonces vimos como las líneas negras y blancas formaron un rostro demoníaco, que unido a unos sonidos horribles que salían de la bocina de la tele. No sabíamos que hacer, estábamos paralizados del miedo. Lo único que se me ocurrió fue correr a desconectar la televisión.
Después de ese incidente, mandaron bendecir la bodega y mi padre mandó poner algunas cámaras, para entonces su negocio comenzaba a crecer mucho.
La bodega cuenta con dos entradas, una entra directamente al área donde están los costales y demás productos que se almacenan, otra entrada pasa por una oficina, a la que no todos tienen acceso, y de esa oficina también hay otra puerta al pasillo que desemboca en los almacenes.
Yo me la pasaba en esa oficina, allí hacia mis tareas de la preparatoria. Un día me quedé hasta muy tarde, ya había oscurecido y el último trabajador, hacía horas que ya no estaba. Me entretuve en la computadora, ni siquiera me di cuenta de la hora que era. De un momento a otro, comencé a sentir un miedo profundo, algo así como un tipo de presentimiento de algo malo va a ocurrir. Justo a un lado del escritorio, está la puerta de madera que da hacia la bodega, empecé a escuchar como si alguien la estuviera arañando. Puse a apagar la computadora, me paré y caminé hasta la puerta que da al pasillo en dirección a la calle. Allí me detuve en seco, vi alguien parado en ese pasillo, era una persona muy alta.
Era imposible que alguien entrara a ese pasillo, solo mi padre y sus hermanos tenían llave. Me quedé encerrado, estaba aterrado, no tenía por donde salir, por un lado, los arañazos, por el otro el ente. Lo medité unos segundos, entonces decidí salir por la bodega, ya que allí solo había escuchado ruidos, pero no estaba seguro de encontrar algo aterrador.
Me encontré con el pasillo vació, estaban todas las luces encendidas. Agarré un poco de valor y me acerqué a los apagadores, mi padre se molestaba si dejaban encendidas las lámparas. De pronto escuché la voz de alguien que me llamaba al fondo del pasillo, su voz se parecía a la de mi amigo, pero cuando éramos niños, yo recuerdo muy bien su tono de voz, era muy chillón, a diferencia de como hablaba en la adolescencia.
La voz me indicaba que subiera las escaleras. En el patio, hay unas escaleras que llegan hasta una pequeña habitación, donde guardan las cosas que no se usan, pero que no se quieren deshacer de ellas.
Por un segundo estuve tentando a asomarme, su voz se escuchaba tan real, que mi niño interior estuvo confundido, sin embargo, apenas pude recuperar la razón, apagué las luces y me salí corriendo a la calle. Ni de loco me iba a asomar.

Me fui a mi casa sin mirar atrás.

Dejé de trabajar allí, me casé y no acudí en mucho tiempo a la bodega de mi padre, hasta que me enteré de que mi amigo, estaba trabajando allí, él se había divorciado y mi padre le permitía quedarse a vivir en la segunda planta de la bodega.
Como yo pasaba por una crisis económica, entre a trabajar medio turno a la bodega. Entonces mi amigo y yo volvimos a pasar mucho tiempo juntos. Aunque ya no volví a percibir nada paranormal, mi amigo me platicaba que seguían asustando en el lugar, no tanto como cuando éramos niños, pero se seguían viendo y escuchando cosas raras.
De un día a otro, mi amigo empezó malo de una muela, como estaban cortos de personal en la bodega, tuve que cubrir a mi amigo.

Fueron varias noches aterradoras. En los almacenes, veía como una persona se escondiera entre los costales y las cajas almacenadas.

Mantuve comunicación con mi amigo, a quien le contaba por medio de mensajes, todo lo que veía. Él me comentaba que varias también vieron lo mismo, pero que lo último que presenció le dio tanto miedo, que no podía dejar de tener pesadillas con ello.
Dijo que el sí tuvo el valor de acercarse al ser que se escondía, que lo encontró justo en el pasillo que lleva al patio, según él, logró mirarle la cara y se encontró con que era idéntico a él.
Según él a partir de que le miró la cara, siempre en la noche soñaba que ese ente le acechaba en la habitación donde dormía. Los mensajes que me mandaba, eran cada vez más extraños, algunos ni tenían sentido. Yo creí que mi amigo padecía una fuerte fiebre y deliraba, pues decía que sus pesadillas eran reales, que el ser que era su doble, le dijo que vendría por él.
Dos días enteros mi amigo no me contestó ningún mensaje. Su madre me llamó, me dijo que había enfermado de los pulmones, según ella no era nada grave. Decidí hacerle videollamada. Mi amigo lucia muy raro, estaba muy delgado, siendo que hace unos días lo vi algo gordito. Él me dijo que su hora final había llegado, que ese ser que veíamos era el mismo, se sentía muy cansado.

Durante la madrugada del día siguiente, mi amigo murió a causa de un paro respiratorio.

Cuando vi su cuerpo en el ataúd, era muy diferente a quien había sido, parecía como si algo le hubiera chupado toda la energía vital, su piel estaba pegada a los huesos.
Hace días, volví a escuchar una voz en el pasillo, me resultó muy conocida. Me dijo que me alejara de los seres que quieren ser como nosotros.

Actualmente vivo en otra ciudad de Bolivia, mi padre sigue con su bodega y hasta donde no se han presentado problemas nuevamente.

A veces recuerdo a mi amigo, no sé qué habrá pasado allí, quizás algún ente se sintió atraído por él y terminó apoderándose de su vida. No dejo de pensar en el parecido entre ese ser y mi amigo.
Investigando un poco en internet, leí sobre la teoría del gemelo malvado, dicen que cuando te ves a ti mismo, tu destino es fatal, a veces pienso que eso fue lo que le ocurrió a mi amigo.
Nunca lo sabré, me aterra que así fuera, que un doble se apoderara de él.
 
Autor: Mauricio Farfán
Derechos Reservados

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