El Coyote Nahual De La Sierra De Jalisco Historia de Terror

El Coyote Nahual De La Sierra De Jalisco Historia de Terror

Soy teniente de una flotilla de la Fuerza Naval del Pacífico, que es una división de la Marina.
Actualmente, estoy ubicado en Baja California Sur. Pero hace unos años estaba en Mezquitic, es una ciudad del norte de Jalisco, en el límite con el estado de Zacatecas El Coyote Nahual De La Sierra De Jalisco Historia de Terror, la zona de la ciudad con mayor debido al cartel era la serranía, que es la parte noroeste de la ciudad. Una curiosidad de esta ciudad es que de las más de 300 mil hectáreas que tiene de territorio solo 25 hectáreas son utilizadas como urbe, estas 25 hectáreas se dividen entre las más de 400 comunidades que conforman a la ciudad. Esto significa que el 99% del territorio se presta para actividades criminales o de naturaleza peculiar.
Entre los lugareños era común escuchar historias sobre criaturas de características singulares que por las noches deambulaban por las orillas del río Bolaños. La mayoría de estos rumores se originaban debido a los supuestos aullidos que emitían estos seres. Yo siempre descarté todas esas historias, ya que uno de los animales más comunes de la ciudad es el coyote, y el sonido que emiten estos animales no es precisamente agradable al oído humano.
Muchas veces los marinos llegaron a reportar ataques de coyotes que siempre terminaban con la neutralización del animal. Estos ataques por lo general ocurrían en las zonas más altas, donde abundan los pinos y los cedros.
Claro que no eran los coyotes los únicos animales que atacaban a los marinos cuando iban tras los miembros del cartel, pumas también llegaron a atacar a los marinos. Lo curioso era que los ataques por parte de pumas y coyotes solo ocurrían cuando se estaba dando persecución a los miembros del crimen organizado, cuando solo se hacía guardia, diurna o nocturna, no había ataques.
Fue durante septiembre, en las noches lluviosas, que los marinos comenzaron a reportar el avistamiento de una extraña criatura. No podían describirla porque no podían verla, pero escuchaban sus gruñidos, los describían semejantes a los que hacen los coyotes, pero mucho más grave y potente, un tanto gutural.
Informé a las autoridades competentes, ya que el 60% del territorio es zona forestal podría tratarse de una nueva especie canina no descubierta hasta la fecha.
Cuando envié mi reporte hice hincapié en que la criatura solo podía escucharse en las noches lluviosas.
Pasaron los meses. Una noche, durante un operativo, recibí una alarmante transmisión vía radio. Un marino estaba reportando el ataque de la criatura, se podían escuchar disparos y gritos, lo último que pudo decir antes que se cortara la comunicación fue que la cosa esa medía más de dos metros.
Inmediatamente, envíe apoyo, no tardaron ni 10 minutos en llegar, pero lo único que encontraron fueron cadáveres. No faltaba nadie, no habían sido desmembrados ni mordidos, habían muerto debido a unas heridas provocadas por unas enormes garras.
Volví a comunicarme con las autoridades competentes, pero ahora exigí que enviaran a un experto, que de lo contrario yo daría la orden que se le diera muerte a la criatura.
A las autoridades superiores no les gustan los ultimátum, pero yo no iba a permitirme más bajas por un maldito animal.
Tres días después enviaron a alguien, era biólogo o algo por el estilo. El tipo era agradable, no parecía tener ninguna intención de fastidiarme, claro que sus jefes sí. Como yo había reportado a este animal como potencialmente mortal, ahora debía acompañar al biólogo hasta encontrar a la criatura.
Comenzamos ese mismo día en la tarde. Llevé 3 vehículos conmigo con sus respectivos elementos. Fuimos a la zona donde había sido el ataque y comenzamos a buscar huellas. No había dejado de llover en una semana, era lluvia leve, pero yo suponía que eso era suficiente para borrar cualquier rastro. De pronto el elemento Flores informó haber encontrado algo. El biólogo y yo fuimos al sitio para descubrir que en el lodo había huellas, la forma indicaba que claramente eran de coyote, el problema era el tamaño, esas huellas eran al menos cuatro veces más grandes que las de un coyote. También se alcanzaban a apreciar las garras, definitivamente eran las que estaban en los cuerpos de los marinos que habían muerto la noche del ataque.
El biólogo dijo algo sobre que las huellas indicaban un patrón de caminata diagonal además que las huellas de las patas delanteras y traseras caían en lugares diferentes, lo que confirmaba que se trataba de un canino.
El biólogo sugirió revisar la corteza de los árboles cercanos. Encontramos marcas de garras, de las mismas garras que estaban marcadas en el lodo. Esas marcas estaban por encima de los tres metros, lo que significaba que ese canino era capaz de trepar árboles o que además de andar en 4 patas también podía andar en 2.
Recogimos muestras y el biólogo las envió para su estudio. Él, al igual que nosotros, estábamos completamente asombrados solo de imaginar las monstruosas dimensiones de ese animal. Sabíamos que los resultados de las muestras tardarían en llegar. Así que seguimos rastreando a la criatura, sobre todo en las noches lluviosas. Hacíamos guardia en tal lugar hasta que escucháramos el gruñido del animal. La siguiente noche lluviosa hacíamos guardia más o menos de dónde provenía el gruñido hasta que lo escucháramos de nuevo y así por una semana.
Hasta que finalmente tuvimos un encuentro con él.
Era una noche más lluviosa de lo normal. Había rayos, truenos y relámpagos, el cielo se estremecía mientras la zona se iluminaba de tonos azules y amarillos leves. También hacía viento, aunque no demasiado.
De pronto escuchamos ese gutural gruñido, pero esta vez se escuchaba bastante cerca, prácticamente detrás de nosotros, todos volvimos a los vehículos. Estábamos alerta, preparados para terminar con la vida de esa criatura en caso de que intentara atacarnos.
Los gruñidos cada vez se hacían más fuertes el biólogo dijo que el animal nos estaba acechando, que nos estaba rodeando. Podíamos escuchar el crujir de las ramas cuando la bestia las pisaba. De pronto un poderoso relámpago ilumino el lugar y pudimos ver por un instante a la criatura, estaba a unos 10 metros de nosotros, de espaldas. Estaba en cuatro patas y medía al menos metro y medio de alto, su cuerpo era grueso, como el de un oso, pero su forma era inconfundible, se trataba de un coyote, un monstruoso coyote. Su pelaje era tan negro que ni la luz del segundo relámpago nos dejó apreciar algún detalle.
Un tercer relámpago, pero el animal ya no estaba ahí, todos entramos en alerta, los elementos comenzaron a apuntar en todas direcciones. Entonces, de entre los árboles alcancé a apreciar dos luces brillantes, más o menos a la altura en que debía estar la cara de ese coyote, eran sus ojos, avisé a los marinos y todos apuntaron en esa dirección. Nadie movía ni un solo músculo para no provocar a la criatura. Entonces pudimos observar cómo ese par de luces comenzaron a elevarse hasta superar los dos metros de altura. La bestia se había levantado sobre sus patas traseras.
De pronto esa cosa emitió un estruendo tan potente que hizo temblar los vidrios de los vehículos. Ordené el ataque, todos los marinos dispararon, la criatura comenzó a moverse, entre los árboles que nos rodeaban, no se le podía ver, sabíamos hacia donde se movía por las brillantes luces que eran sus ojos.
Ni siquiera supe en qué momento ocurrió, pero embistió el vehículo él estábamos el biólogo y yo. La embestida fue tan fuerte que el vehículo se volteó. Estaba de cabeza y desorientado, no podía ver nada, solo escuchaba como los hombres gritaban mientras disparaban.
Intenté salir del vehículo, pero fue inútil. Sin más qué hacer pedí refuerzos. Cada instante se sentía eterno, sabía que los marinos estaban siendo asesinados porque cada vez escuchaba menos balas y menos gritos. De pronto solo hubo silencio. Sabía que ese era el final. Pude escuchar a la criatura acercarse a mi ubicación. Se agachó y pude ver su cara, era el rostro de una persona, animalizado, pero claramente no era la cara de un coyote. En ese momento comprendí que esa criatura era sin duda alguna un Nahual.
Entonces escuché muchos disparos, el Nahual se levantó y gruñó muy fuerte, entonces más disparos de mayores calibres cayeron sobre la criatura, el Nahual no tuvo otra opción más que huir.
El apoyo había llegado justo a tiempo para salvar la vida de quienes habíamos quedado atrapados dentro del vehículo volteado. De los elementos de los otros dos vehículos sí hubo sobrevivientes, pocos, pero los hubo.
El biólogo había quedado noqueado cuando el vehículo se volteó así que no pudo ver el rostro del Nahual. Por tanto, cuando yo le dije lo que había visto no me creyó.
A la mañana siguiente llegaron los resultados de las muestras que el biólogo había enviado. En el resultado se solicitaba enviar de nuevo las muestras y pedían que se tuviera cuidado de no contaminar las muestras. La cara del biólogo se puso pálida cuando leyó que los resultados decían que las muestras contenían ADN de coyote y de humano.
 
Autor: Ramiro Contreras
Derechos Reservados

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