Nahuales, Brujas Y Las Muertas De Juárez Historia de Terror

Nahuales, Brujas Y Las Muertas De Juárez Historia de Terror

Primero que nada, quiero agradecer por darme el espacio para contar esta historia.
Llevo seis años en el ejército mexicano. Algo que aprendí rápido es que no es muy conveniente hacer amigos Nahuales, Brujas Y Las Muertas De Juárez Historia de Terror. Durante mi primer año hice amistad con otros 3 cabos, estábamos en el mismo pelotón, formábamos parte de una compañía que estaba en Guerrero combatiendo a un grupo armado. Todo resultó un fiasco, murieron muchos hombres, incluyendo mis 3 amigos. Fue entonces que el coronel recibió la orden de abandonar la zona.
Nos movimos a la ciudad de Nuevo Laredo para brindar apoyo a la Marina ya que las cosas ahí estaban muy calientes. No se logró el desmantelamiento de la organización criminal, pero al menos pudimos mantenerlos a raya.
Por aquellas fechas el General de una brigada independiente en Ciudad Juárez estaba formando una pequeña escuadra. ese General se comunicó con mi coronel para solicitarle el envío de un hombre con ciertas aptitudes y habilidades, que por cuestiones del destino yo encajaba en el perfil así que fui trasladado.
 
La ciudad estaba pasando por su peor año desde que había comenzado el sexenio. El número de homicidios había alcanzado su nivel más alto. Claro que no era el peor lugar para vivir, en ese momento Tijuana era más peligroso.
 
Cuando llegué al cuartel inmediatamente me presenté con el General y con los demás integrantes de la escuadra. El General nos dijo que nuestra brigada había sido ordenada por el teniente de Operaciones y que tanto nosotros como él solo estábamos bajo las órdenes del teniente. Nos explicó que nuestro enfoque no era específicamente el enfrentamiento con el cártel, sino que nuestra misión era investigar el incremento de mujeres privadas de su libertad y su vida. Oficialmente se dijo que aquel año hubo menos de 30 mujeres víctimas de algún delito mortal.
Pero la realidad es que los cadáveres se podían contar por cientos.
 
Comenzamos patrullando la ciudad de dos a cuatro de la mañana durante una semana. Cada que veíamos a una mujer sola o aun grupo de mujeres nos estacionábamos cerca para que en caso que alguien las fuera siguiendo con malas intenciones, nuestra presencia sirviera como disuasión.
 
Las calles de Ciudad Juárez están bastante sucias durante la madrugada. También suele ser un tanto silencioso, nunca falta un disparo por aquí o por allá, pero eso es algo normal. Hay muchos gatos persiguiendo a las ratas que salen de las fétidas alcantarillas para alimentarse de las bolsas de basura que hay en cada esquina.
Toda la semana transcurrió con relativa normalidad, sí, llegamos a encontrar algunas mujeres sin vida, pero cuando trabajas en el ejército ver gente muerta es parte de la rutina diaria.
 
Era la octava madrugada que estábamos de guardia cuando las cosas raras comenzaron a ocurrir.
 
Estábamos en una de esas colonias donde las calles no están bien. De pronto una mujer salió de una viaja casa y comenzó a correr hacia nuestro vehículo gritando por ayuda.
Tres bajamos con los dedos en el gatillo, preparados para disparar. La mujer subió al vehículo y nosotros nos acercamos a la casa de la que había salido la mujer. Creíamos que nos íbamos a topar con un hombre, pero no, ahí estaba una anciana, nos miró muy extraño cuando le apuntamos. De pronto la vieja se transformó en una bola de luz naranja y se fue del lugar.
 
Yo quedé bastante desconcertado, uno de mis compañeros mencionó que lo que habíamos visto era una bruja.
Volvimos al vehículo. Le ofrecimos a la señorita llevarla a su casa. Mientras íbamos en camino le pedimos que nos contara qué es lo que había pasado. Ella nos dijo que iba en el transporte luego de salir del trabajo, era la única que quedaba en el camión, entonces el conductor se desvió de la ruta. Dijo que ella estaba tan nerviosa y asustada que no supo que hacer, solo se quedó sentada esperando lo peor. Nos dijo que el conductor detuvo el camión a mitad de la nada y que después se subieron dos tipos al camión, la amarraron y se la llevaron a la casa donde habíamos encontrado a la anciana.
 
La muchacha no podía decirnos mucho más. La dejamos en su casa. Ya faltaban 15 para las cuatro así que nos fuimos directo al cuartel.
Fuimos con el General y le reportamos el encuentro tan extraño que habíamos tenido. También se le comentó aquello de que podría tratarse de una bruja. Para mi sorpresa el General lo tomó bastante bien, nos dijo que no sería la primera vez que alguna misión en el estado de Chihuahua terminaba relacionándose de una forma u otra con brujas. Inclusive nos comentó que a él le había tocado dirigir una emboscada que se hizo en las minas de una ciudad cercana. dijo que ahí les dieron muerte a algunas brujas.
 
La sobriedad con la que el General nos estaba hablando me hizo convencerme que lo que nos estaba diciendo era real. Ya para terminar nos dijo que no nos fuéramos a involucrar de más con esas cosas, que nos limitáramos a patrullar, pero que si nos volvíamos a encontrar con una bruja debíamos eliminarla.
 
Todos nos fuimos a dormir. Me convencí a mí mismo que aquel suceso había sido un caso aislado y que no volvería a ocurrir.
La siguiente madrugada nos tocó recorrer el camino real, ya que, desde marzo a octubre de aquel año, se habían encontrado 23 cadáveres de mujeres a lo largo de aquella carretera.
 
Aquella madrugada era la más fría desde que habíamos empezado a patrullar hace más de una semana. El cielo estaba despejado y no había mucho viento, pero por alguna razón la noche se sentía bastante pesada.
 
Cuando pasamos cerca de uno de los miradores pudimos escuchar el grito de una mujer. Inmediatamente orillamos el vehículo y tres bajamos con arma en mano. El que conducía se quedó dentro del vehículo por si había que salir rápido. Nosotros tres fuimos al mirador del que creíamos que había provenido el grito y los otros dos compañeros se quedaron escoltando el vehículo.
Conforme nos acercamos al mirador, un fétido olor se hizo presente. había mucha basura y una cantidad considerable de animales muertos, perros y gallos. La zona estaba completamente oscura, la única iluminación era la que llevábamos nosotros. Las paredes cercanas estaban tapizadas de grafitis y orificios causados por impactos de bala.
Entonces a lo lejos pudimos ver un animal, uno bastante grande, como del tamaño de un gran caballo. solo que no era un caballo, ya que hasta donde yo sé, los caballos no tienen cuernos y tampoco les gusta comer carne. La criatura se estaba comiendo a la mujer que claramente ya estaba muerta. Dimos un tiro de advertencia para llamar la atención de la criatura. Entonces esa cosa se giró hacia nosotros y se paró en sus patas traseras. Estaba completamente erguido, como si fuera una persona. medía al menos tres metros y medio. Ahí nos quedó claro que no era un animal así que abrimos fuego. La bestia emitió un sonido semejante al que hacen los burros y luego volvió a ponerse en cuatro patas y salió corriendo del lugar.
Uno de los compañeros que se había quedado escoltando el vehículo llegó corriendo listo para la acción, pero la criatura ya se había perdido en el horizonte.
Dos se quedaron ahí con el cadáver vigilando que la criatura no volviera a terminar su comida. y el otro compañero y yo volvimos al vehículo.  Nos comunicamos con el general para avisarle lo que había ocurrido. y lo único que nos dijo fue que en cuanto llegaran por el cuerpo volviéramos al cuartel.
 
Mientras esperábamos a que llegaran por el cuerpo, yo les conté lo que había pasado a los tres compañeros que no habían visto la criatura. Uno de ellos, el mismo que dijo que la anciana había sido una bruja, me dijo que nos habíamos enfrentado a un Nahual. Me dejó bastante claro que habíamos tenido suerte de haber salido con vida.
Una vez llegaron a recoger el cuerpo, volvimos al cuartel, le dimos el informe completo al General y nos retiramos a dormir.
Mi escuadra siguió operando e investigando por nueve meses. tuvimos muchos más encuentros con Brujas y Nahuales. Nunca logramos neutralizar a una bruja, pero en una ocasión pudimos matar a un Nahual. Por fortuna mi escuadra nunca sufrió ninguna baja.
Abatimos a grupos armados mientras intentaban levantar algunas chicas, y desmantelamos una pequeña organización de trata de menores. hicimos nuestro trabajo, salvamos la vida de algunas mujeres, pero por cada mujer que salvábamos encontrábamos el cadáver de tres más.
Al final, nuestro reporte decía que de las “x cantidad de muertas” el 90% habían sido por causa de grupos armados y otro tipo de organizaciones delictivas, y que el 10% habían sufrido la muerte por causa de “Situaciones de Naturaleza Dudosa”.
 
 
Autor: Ramiro Contreras
Derechos Reservados

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