El Misterioso Payaso Historia de Terror

El Misterioso Payaso Historia de Terror

Quiero contarles una anécdota que les sucedió a mi hijo y a su mejor amiga El Misterioso Payaso Historia de Terror. Los papás de la amiga de mi hijo, nos invitaron a unas cabañas para pasar un fin de semana, mi esposo y yo por trabajo no podíamos, pero le dimos permiso a mi hijo para que los acompañara. Cuando llegaron se instalaron de inmediato en la cabaña y salieron a pasear hacia al bosque. En la noche los padres de la muchacha decidieron salir a comprar un poco de licor, les dijeron a los muchachos que cerraran la puerta con seguro mientras ellos se iban, advirtiéndoles que no le abrieran la puerta a nadie. Los padres se fueron y los muchachos se encerraron. Mientras estaban solos, decidieron subir al segundo piso para entretenerse en uno de los cuartos, de pronto en medio de su plática comenzaron a escuchar unos chiflidos que provenían de una de las ventanas, ellos los ignoraron pues pensaban que eran los ruidos de algún animal que estaba merodeando fuera de la cabaña. Cada vez oían los chiflidos más cerca de la ventana, y por curiosidad decidieron ir hacia el balcón que tenía el cuarto para asomarse. Pero al salir al balcón se toparon con la sorpresa que frente a la cabaña estaba parado un misterioso payaso viendo hacia el piso, no se movía, solo estaba parado. Al principio se asustaron, pero la amiga le dijo a mi hijo que tal vez eran sus padres queriéndoles hacer una broma, se le hizo fácil decirle al payaso: “¿papá, eres tú…? Ya sabemos que eres tú”. Pero el payaso sin decir nada, levantó poco a poco la cabeza viendo hacia donde estaban los muchachos. El payaso tenía la boca partida, y comenzó a reír de una manera fuerte y macabra. Aterrados de ver al payaso gritaron de la impresión, corriendo hacia dentro y cerrando las ventanas. Estaban tan asustados que su amiga comenzó a llorar, tomaron el teléfono e intentaron comunicarse con los padres, pero por la falta de señal no entraba la llamada. A los segundos empezaron a escuchar que tocaban la puerta de la entrada con desesperación, mientras escuchaban la tenebrosa risa del payaso, mi hijo y su amiga decidieron esconderse bajo las camas, asustados y suplicando que llegaran los padres. Después de unos minutos, todo se tranquilizó, la cabaña estaba en completo silencio, pero los muchachos traumados aún se quedaron escondidos hasta que llegaran los padres. De pronto escucharon que la puerta de la entrada se abrió y escucharon que eran los padres de la muchacha que habían llegado, la mamá les hablaba para avisarles que ya estaban ahí. Mi hijo y su amiga bajaron corriendo, con las caras pálidas y temblando de miedo, les contaron a los padres. Ellos asustados por la situación, sabían que no era mentira, pues veían la expresión de miedo de los muchachos, el papá salió a investigar por los alrededores, pero no había nadie más en el bosque. También fueron con el vigilante para reportar el suceso. El vigilante los acompañó a la cabaña y comenzó a checar también por fuera, cuando regresó, les dijo a los padres que tuvieran mucho cuidado pues no era la primera vez que alguien se quejaba de avistamientos de payasos en la zona, y que procurarán encerrarse muy bien, entregándoles un radio para cualquier cosa se comunicaran con ellos. A la hora de dormir los muchachos se durmieron en el mismo cuarto de los padres, dice mi hijo que ni él, ni su amiga pudieron dormir por la impresión y que en la madrugada escucharon de nuevo los chiflidos hacia fuera de la cabaña. Como mi hijo y su amiga ya no disfrutaron la estancia allí, decidieron regresarse cuanto antes. Al salir de la cabaña, mientras iban en el carro, dice mi hijo que su amiga comenzó a gritar, llorando y desesperada, todos asustados le preguntaban qué era lo que le sucedía, y su amiga les dijo que había visto al payaso despedirse a un lado del camino, entre los arbustos. Cuando llegaron a la casa, yo estaba sorprendida pues habían llegado antes del día, los padres me pidieron disculpas y me platicaron lo que había sucedido, mi hijo estaba aterrado, sabía que no lo habían inventado, desde esa vez mi hijo duró unos días durmiendo en mi cuarto. A veces despertaba en las noches aterrado diciendo que había soñado con el mismo payaso.
 
Autor: Anónimo
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