Extrañas Apariciones Historia de Terror

Extrañas Apariciones Historia de Terror

Nota para el lector:
Por cuestiones de confidencialidad, se usarán seudónimos para los nombres reales de los involucrados, los cuales serán cambiados para evitar alguna complicación a la familia en el futuro.
La siguiente historia está basada en hechos y eventos que le ocurrieron a un niño de nueve años de edad Extrañas Apariciones Historia de Terror, con ayuda de su Madre, hermanos y del escritor, la historia ha sido adaptada para un mejor entendimiento y disfrute de todos. Es en este punto donde procederé a relatarla en primera persona.
Mi nombre es David, y al día de hoy tengo 9 años de edad, y a mi corta edad me han tocado vivir varias experiencias y situaciones extrañas en mi casa. Y creo que todo comenzó desde una noche, en la que mi Papá me agarró en brazos y me llevó al baño de la casa, me puso de pie frente al espejo y sin encender la luz me dijo:
– No te vayas a asustar, puede que lo que estés por ver sea bastante tenebroso, no tengas miedo ya que yo estoy aquí contigo.
Fue entonces que al encender la luz, pude ver todo mi rostro cubierto de Sangre, no comprendía lo que había pasado, y por qué me encontraba así, pero lo que si pude sentir fue un intenso dolor en la frente. Mi Mamá me limpió el rostro y al ver la cortada en mi cabeza me llevó a urgencias inmediatamente. Ella les comentó que era muy probable que me había caído de la cama, duermo en la que era la litera de mis hermanos de cuando ellos aún eran muy pequeños, pero por mi estatura y por la forma en que duermo tengo la indicación de mi Mamá de dormir en la parte de abajo. Sin embargo yo recordaba muy bien que mi Papá me había levantado desde mi cama para llevarme al Baño. Ella estaba mintiendo u ocultando la verdad. Me sacaron radiografías y tomografías, pero no hubo nada más de que preocuparse. Al final tuvieron que hacerme siete puntadas.
Creo que desde este punto, puedo asegurarles que las cosas extrañas me comenzaron a ocurrir. Me quedaba en casa solo con mi Mamá mientras que mis hermanos y Papá salían ya sea para estudiar y trabajar, siendo Yo el más pequeño de todos me mantienen muy consentido. Quizás fue por lo que me había pasado recientemente que tenía más cuidados de lo habitual. Fue a partir de esa noche que empecé a tener la extraña sensación de que alguien me observaba. Me encontraba dormido en mi cama, pero constantemente me despertaba, no me sentía tan cansado, cuando por fin logré conciliar el sueño sentí una sacudida en mi cuerpo que hizo que me despertara, allí parados frente a mi logré ver la silueta de varias personas, se encontraban en diferentes lugares de mi cuarto, no sabía si me estaban viendo a mi o que era lo que estaban haciendo allí, solo se mantenían inmóviles, pensé que se trataba de mis Papás y mis dos hermanos, pero aquellas siluetas que veía eran muchos más que mi familia. Busque mi Tablet por debajo de mi almohada,  ya pasaban de las tres de la mañana, me tallé los ojos, y al abrirlos bien, ya no se encontraba nadie más allí conmigo.
Justo a la mañana siguiente, me encontraba desorientado, no comprendía si aquello que había presenciado se trataba de algún sueño o lo había vivido en verdad. Así que en el desayuno le pregunté a mi Mamá si había ido a verme en la noche y saber si me encontraba bien. Ella me comentó que en ningún momento se levantó a mitad de la noche. Mucho menos mis hermanos pues ellos habían llegado tarde del trabajo y se fueron a acostar inmediatamente.
Pasaron las horas, y nuevamente por la noche tuve esa sensación de que alguien me observaba, la volví a sentir. Tuve  temor por lo que llegase a ver ahora, que en vez de dormir en mi habitación decidí pasar la noche con uno de mis hermanos.
Ya era fin de semana y uno de mis primos quería verme, así que mi Mamá se le ocurrió la idea de pedirle que se quedara a dormir, pensó que quizás esto me ayudaría para recuperar mi confianza en mi cuarto. Para esa noche mi Primo Raúl ya estaba listo para la Pijamada, y mientras los cuatro jugábamos video juegos, a mí me ganó el sueño, que decidí dejarlos jugar e irme a mi cuarto. Raúl me aseguró que dentro de poco me alcanzaría.
Ya pasadas las horas, tuve la mala fortuna de volver a despertarme a mitad de la noche, en la litera de arriba pude darme cuenta que mi Primo Raúl ya estaba acostado en el colchón de arriba, esto debido a que su peso hacia que las sábanas se vieran apretadas y no se movieran con tanta facilidad. Respiré profundamente. Fue cuando mi primo me preguntó algo.
– ¿Te vas a levantar?- Les respondí que No, que solo quería seguir durmiendo. Tomé mi Tablet para ver la hora, y mi primo volvió a preguntar:
– ¿A dónde te vas?- Yo no le quise responder, pero de forma dura y brusca le dije que solo me dejara dormir. Me tapé con las cobijas para no responderle más.
Ya a la mañana siguiente, me di cuenta que ya solo me encontraba yo en el cuarto, bajé a donde estábamos jugando video juegos y me di cuenta que allí se encontraban dormidos en el sillón tanto mis hermanos al igual que mi Primo Raúl.
– ¿A qué hora te levantaste? – Desperté a mi Primo, y todo somnoliento me dijo que en ningún momento se levantó del sillón, y que se la habían pasado toda la noche jugando. No lo comprendía, yo estaba bastante seguro que había hablado con mi Primo Raúl, lo escuché tal cual era su voz y que provenía de la litera de arriba. Le platiqué a mi Mamá quien desconcertada me comentó que pude haber tenido un mal sueño, o que aún estaba dormido e imaginando cosas.
No podía ignorar todo lo que me estaba pasando, de algún modo la cosas que me estaban ocurriendo yo podía estar seguro que no me las estaba imaginando.
Para la tarde me aseguré que mi Primo me acompañara ahora si a dormir, y no me dejara solo. El accedió sin problema comentando que cuando yo me levantara él también lo haría.
Por la noche justo antes de dormir, mi primo me preguntó algo que me dejo muy inquieto en ese momento.
– ¿Y cómo te has sentido desde aquel día?- Le respondí que bien, aunque aún me dolía la cabeza por el golpe, pero no recordaba lo que me había pasado.  Mi Primo se quedó callado unos segundos, me miró fijamente, parecía que no era la respuesta que esperaba,  se subió rápidamente a la parte de arriba de la litera y me dijo, buenas noches. Era inevitable pensar en que pudo haberme ocurrido. Me dolía la cabeza de recordarlo, pero a su vez tenía la sensación de que estaba olvidando algo, cuando yo era más pequeño me imaginaba que cuando uno se golpeaba la cabeza y se la abría por el golpe, todas las ideas y pensamientos que uno tuviera se escapan por allí… Fue así que perdí la noción del tiempo y caí dormido.
Nuevamente y para no perder la maldita costumbre me desperté a mitad de la noche, sin embargo ya no había varias siluetas paradas frente a mí, sino más bien una sola, la cual al principio la confundí con la cobija cayéndose desde la litera de arriba. Pero lo que me quitó de la duda, fue haber visto manos a aquello que estaba parado justo frente a mí y pegado a la litera. Era tan alta la figura que estaba justo delante mío que no le podía ver la cara. Solo del dorso hacia abajo podía verle, pues parecía que se encontraba observando a mi Primo mientras dormía. Traté de moverme, pero no tuve éxito, traté de hablar, pero las palabras no salía, sentí que mis labios estaban pegados, podía sentir que había algo que estaba sentado en mi pecho, pues sentí mucho peso sobre mí. Intenté sacudirme pero no tuve existo. Sin embargo en uno de esos intentos, logré tirar la Tablet al piso, lo que provocó que aquello que estaba justo frente a nosotros se moviera de su lugar, para encaminarse a la entrada de la habitación para desvanecerse en cuestión de segundos. Pude observar que tuvo que agacharse un poco para pasar entre la puerta, realmente aquella cosa era muy alta. Por fin pude recobrar mi movimiento corporal, pero aún tenía esa sensación de hormigueo. Pasaron algunos minutos cuando recobré el sueño nuevamente.
Justo en la mañana siguiente mi Primo se había levantado temprano para ayudarle a mi Mamá con el desayuno. El me preguntó si me encontraba bien pues podía verse en mi rostro lo cansado que me encontraba, y que me sentía aun somnoliento. Mi Mamá me preguntó si había visto o escuchado algo, y fue cuando decidí contarles. Pasaron si acaso más de veinte minutos mientras yo les contaba lo sucedido cuando mi herida empezó a sangrar nuevamente. Mi Mamá sin pensarlo me llevó otra vez a la Cruz Roja para aplicarme los auxilios necesarios. Nuevamente allí preguntaron que me había sucedido. Y ella dijo…
– Tuvo un accidente con su Padre hace unas semanas – No sé qué me había desconcertado más, si el hecho de que mi Mamá decía una versión diferente esta vez, o que yo no recordaba nada de aquel accidente junto con mi Papá.
Después le preguntaron a mi Mamá sobre lo ocurrido, ella se quedó callada unos segundos, me miraba mientras mantenía la boca apretada y les respondió.
– Mi esposo tenía una motocicleta, a mis hijos les gustaba que los llevara a todos lados, sin embargo no teníamos dos cascos, así que decidió ir a comprar uno para mi hijo David. Tuvo la mala fortuna de que un camión de transporte público los empujara, resultando David con una fuerte contusión en la cabeza. – Escuchar esto, me provocó dolor de cabeza, imágenes de lo ocurrido llegaban a mi mente, la moto tirada en la calle, yo tocándome la frente y mi Papá que no me respondía cuando yo le hablaba.
Preguntaron sobre mi Papá. Mi Mamá se puso a llorar en ese momento. Pues yo lo recordaba todo. Mi Papá había fallecido instantáneamente.
El camino de regreso a casa fue en silencio, mientras que mi Mamá se limpiaba la cara de las lágrimas que había derramado yo recordaba a mi Papá que me levantaba de la cama para llevarme al Baño, incluso sus palabras para decirme que no me espantara las escuchaba aun en mi cabeza. Le pregunté a mi Mamá que ya hace cuanto yo le decía que mi Papá aún estaba con nosotros. Y ella me dijo que desde el accidente yo daba por hecho que él se encontraba aún con vida. No quería matarme esa ilusión por ello no me decía nada.
Esa noche y ya para dormir, mi Primo Raúl se había ido ya a su casa, al día siguiente ya estaba listo yo también para ir a la escuela.
En mi habitación nuevamente sentí una sensación de que alguien me vigilaba, supuse que si se trataba de mi Papá lo comprendía, para él yo siempre fui su Campeón. Quedé un momento en silencio y le comenté…
– Papá si acaso estas aquí conmigo, te lo agradezco, te extraño mucho y te amo – Me acosté a dormir después. Una hora más tarde, al abrir los ojos pude distinguir la sombra de una persona acostada a mi lado, creí que era alguien más pero fue inevitable recordar cuando mi Papá me llevaba a dormir a mi cuarto, se quedaba dormido conmigo. Ya cuando menos me lo esperaba, él se levantaba dejándome solo.
La verdad ya no sé qué pensar pues aun en estos días me pasan cosas extrañas, no ha pasado a mayores consecuencias que solo ver a personas paradas a un lado de mi cama o en mi habitación. Le he platicado a Mamá lo ocurrido y ella me ha dicho que aquello que está allí no puede dañarme ya que el espíritu de mi Papá aun cuida de mí. La herida aún me sangra, y he tenido que ir a que me saturen nuevamente. Pero cada vez es menos.
Notas de la Madre.
La noche en que todo comenzó, y tal cual lo comenta David, lo encontré parado solo frente al espejo del baño, veía que la sangre le cubría el rostro.  Lo tuve que llevar a la Cruz roja para que volvieran a saturarle la herida.
Cuando me preguntaron sobre lo que había ocurrido tuve que mentir la primera vez, pues lo que había pasado era muy reciente. David no lo recuerda pero mientras que él se mantenía tirado en el piso nadie le ayudaba, toda la gente lo observaba sin moverse, solo lo grababan con sus teléfonos. Fue hasta que un hombre bastante alto se acercó y le preguntó si se podía levantar, y cuando estaban por subirlo a una ambulancia, preguntaban que a donde se iba pues aun el Padre del niño estaba en el piso, dándole la espalda y sin responderle, pues ya había perdido la vida.
 
Autor: Lengua De Brujo
Derechos Reservados

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